En el primer cuatrimestre del año, 778 conductores dieron positivo, en diferentes niveles, a la prueba de expiración de aire, para determinar si conducían bajo los efectos del licor.
Esa cifra representa el 24% del total de 3.320 pruebas realizadas en carretera, entre enero y abril pasados. Dicho de otra manera, una de cada cuatro personas que es sometida a la prueba, da un resultado positivo por alcohol.
Para el director de la Policía de Tránsito, Oswaldo Miranda Víquez, estas cifras son de atención, pues implica que por cada 100 personas que son abordadas y se les hace la prueba, 24 van alcoholizadas.
Más preocupante, todavía, quiso mencionar el funcionario, es que 550 de esos 778 casos detectados arrojaron en la prueba niveles excesivos de alcohol en su cuerpo, lo que ameritó presentarlos ante la Fiscalía, para que afronten una causa penal por el presunto delito de conducción temeraria, por alcohol al volante.
Entonces, agregó, si preocupa que uno de cada cuatro conductores dé positivo, alarma todavía más que de esos casos el 71%, 7 de cada 10 que no pasaron el test, estuvieran absolutamente ebrios, según el registro de los alcohosensores. Este número (550) también representa el 17% del total de 3.320 pruebas aplicadas.
El resto de los resultados positivos se dividen en 131 personas en los que el nivel de alcohol era tan bajo que no implicó una sanción, mientras que 97 recibieron una multa de ¢364.000 y acumularon 6 puntos en la licencia.
Con ese puntaje deberán hacer un curso de reeducación vial, y ganarlo, para poder renovar; la licencia se les extiende por menos años.
Finalmente, en el primer cuatrimestre del año, se registraron 6 muertes en carretera, relacionadas con alcohol al volante, lo que implica que, por cada fatalidad por este tema, la Policía de Tránsito logró detectar 130 conductores bajo los efectos del licor, lo cual, quizás, pudo salvarles la vida o la de terceros inocentes.
