Unas cinco multas por día permitieron sumar, a julio, 975 sanciones por realizar otra actividad al conducir, como lo es usar el celular, llevar mascotas en los regazos, irse maquillando, ir revisando una mochila, ir leyendo la materia del examen, entre otras posibilidades.
La multa es de ¢123.000 y la Policía de Tránsito tiene conciencia de que esas casi mil sanciones no reflejan, ciertamente, la realidad de lo que todos vemos en carretera.
“El principal problema, claramente, es el celular al volante, por encima de otras actividades sancionables, mientras se maneja, y no vamos a ocultar que es difícil sancionar a más conductores porque es muy fácil para el infractor tirar, lanzar el celular al asiento del copiloto u ocultarlo en la puerta o debajo de las piernas, apenas divisan a un oficial. Al final, tratamos de ser preventivos desde la lección de la multa, pero quien debe comprender el riesgo es quien conduce. Nunca una llamada o un mensaje serán más importantes que la seguridad al conducir, y eso es lo que sigue costando que se interiorice”, analizó el director de la Policía de Tránsito, Oswaldo Miranda Víquez.
La mascota que aruña, o que cae en los pedales, genera un riesgo de un accidente, incluso fatal, si no se puede meter el freno, justo porque el animalito cayó ahí. La reacción humana a un mordisco o arañazo o hasta que el animalito se orine es impredecible, reflexionó el funcionario.
Ir comiendo y que nos atragantemos con la comida o la bebida, perder la vista de la vía por ir repasando las notas del examen o de la exposición afectan la tarea de conducir y la concentración, agregó.También se recalca que cuando un conductor está en carretera, incluso temporalmente detenido en una fila, sigue en condición de conductor, por lo que no valida estar a la espera de que un semáforo se ponga en verde, por ejemplo, el revisar el celular. Se le puede y se le debe sancionar.